Gambas extremas podrían albergar pistas sobre la vida alienígena
24/11/2014 de JPL
Las gambas llamadas Rimicaris hybisae, que viven en chimeneas hidrotermales a gran profundidad bajo el Caribe, parecen tener hábitos alimenticios diferentes dependiendo de la proximidad de otras gambas. Las que viven en grupos densos como éste se alimentan principalmente de bacterias, pero en lugares donde las gambas abundan menos, es más probable que se vuelvan carnívoras, e incluso se devoren unas a otras. Crédito: Chris German, WHOI/NSF, NASA/ROV Jason ©2012 Woods Hole Oceanographic Institution
En una de las chimeneas hidrotermales bajo el mar más profundas del mundo, se amontonan diminutas gambas, unas sobre otras, capa tras capa, ascendiendo por chimeneas de roca que escupen agua caliente. Las bacterias del interior de la boca de los crustáceos y en las cubiertas de branquias especialmente evolucionadas, producen materia orgánica que alimenta a los crustáceos.
Los científicos del Jet Propulsion Laboratory de NASA están estudiando este misterioso ecosistema en el Caribe para obtener pistas acerca de cómo podría ser la vida en otros cuerpos planetarios, como la helada luna Europa de Júpiter, que posee un océano subterráneo. “Durante dos tercios de la historia de la Tierra, la vida ha existido sólo en forma de microbios”, afirma Max Coleman, investigador de JPL. “En Europa la mejor opción para que haya vida es la microbiana”.
Estas bacterias en particular de las chimeneas son capaces de vivir en ambientes extremos gracias a la quimiosíntesis, un proceso que funciona en ausencia de luz solar y que consiste en que los organismos obtienen energía a partir de reacciones químicas. En este caso, las bacterias emplean sulfuro de hidrógeno, un compuesto químico abundante en las chimeneas, para crear materia orgánica. Las temperaturas de las chimeneas pueden elevarse hasta unos abrasadores 400 ºC, pero el agua a pocos centímetros de distancia de la chimenea está ya suficientemente fría para que vivan las gambas. Las gambas son ciegas, pero poseen receptores térmicos detrás de sus cabezas.
“El objetivo global de nuestra investigación es ver cuánta vida o biomasa puede mantener la energía química de los manantiales calientes submarinos”, afirmó Coleman.