Galaxia gigante aún en expansión
26/6/2015 de ESO / Astronomy & Astrophysics Letters
El enorme halo que rodea a la galaxia elíptica gigante Messier 87 aparece en esta muy profunda imagen. Un exceso de luz en la parte superior derecha de este halo, y el movimiento de las nebulosas planetarias en la galaxia, son los últimos signos que persisten de una galaxia de tamaño mediano que colisionó recientemente con Messier 87.La imagen también revela muchas otras galaxias que conforman el cúmulo de Virgo, siendo Messier 87 el miembro de mayor magnitud. En particular, las dos galaxias en la parte superior derecha del recuadro se apodan “Los ojos”. Crédito: Chris Mihos (Case Western Reserve University)/ESO
Nuevas observaciones realizadas con el Very Large Telescope de ESO han revelado que la galaxia elíptica gigante Messier 87 ha absorbido la totalidad de una galaxia de tamaño medio en los últimos mil millones de años. Por primera vez, un equipo de astrónomos ha sido capaz de realizar un seguimiento de los movimientos de 300 nebulosas planetarias de gran brillo, lo que permitió encontrar evidencia clara de este evento, además de evidencia del exceso de luz proveniente de los restos de la totalmente malograda víctima.
Los astrónomos piensan que las galaxias crecen al absorber otras de menor tamaño. Sin embargo, la evidencia no suele ser fácil de ver (así como los restos del agua arrojada de un vaso a un estanque se diluirán rápidamente en el agua contenida en el estanque, las estrellas de la galaxia que está siendo atraída se fusionan con las muy similares estrellas de la galaxia de mayor tamaño sin dejar rastro alguno).
Pero ahora, un equipo de astrónomos liderados por la estudiante de doctorado Alessia Longobardi en el Max-Planck-Institut für extraterrestrische Physik, Garching, Alemania, ha empleado una ingeniosa táctica observacional para demostrar claramente que la gigante galaxia elíptica cercana, Messier 87, se fusionó con una galaxia más pequeña en los últimos mil millones de años.
En lugar de tratar de observar todas las estrellas de Messier 87 (literalmente hay miles de millones y son demasiado débiles y numerosas para estudiarlas de manera individual), el equipo analizó las nebulosas planetarias, capas brillantes que rodean a las estrellas en su última etapa de vida. Debido a que estos objetos brillan muy intensamente en un tono específico de verde aguamarina, pueden distinguirse de las estrellas circundantes. La observación cuidadosa de la luz que emiten las nebulosas empleando un poderoso espectrógrafo también puede desvelar sus movimientos.
Así como el agua de un vaso no es visible una vez vertida al estanque (pero puede haber causado ondas y otras alteraciones que es posible observar si existen partículas de lodo en el agua), los movimientos de las nebulosas planetarias, medidos utilizando el espectrógrafo FLAMES, instalado en el Very Large Telescope, proporcionan pistas de la fusión acontecida.