Fantasmagóricas y bellas: las nebulosas planetarias adquieren una mayor presencia física
25/11/2015 de Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Este collage muestra 22 nebulosas planetarias individuales dispuestas de forma artística en un orden aproximado según su tamaño físico. El tamaño de cada nebulosa se ha calculado a partir de la nueva escala de distancias propuestas en este estudio, que es aplicable a nebulosas de todo tipo de formas, tamaños y brillos. La nebulosa planetaria más grande que se conoce tiene casi 20 años-luz de diámetro y cubriría la imagen entera a esta escala. Créditos: ESA/Hubble & NASA, ESO, Ivan Bojicic, David Frew, Quentin Parker.
Un equipo de astrónomos ha publicado un nuevo método para determinar distancias precisas a las miles de nebulosas planetarias dispersas por nuestra Galaxia. A pesar de su nombre, las nebulosas planetarias no tienen nada que ver con planetas. Fueron denominadas así por los primeros astrónomos cuyos telescopios las mostraban como brillantes discos circulares.
Ahora sabemos que las nebulosas planetarias son la etapa final de la actividad de estrellas como nuestro Sol. Cuando alcanzan el final de sus vidas estas estrellas expulsan la mayor parte de su atmósfera al espacio, quedando un denso núcleo caliente. La luz de este núcleo provoca que la nube de gas en expansión brille con diferentes colores a medida que crece, apagándose a lo largo de decenas de miles de años. Hay miles de nebulosas planetarias sólo en nuestra Galaxia que han sido intensamente estudiadas, pero los científicos han sufrido para medir una de sus propiedades clave: su distancia.
El Dr David Frew, director de la investigación, afirma: “Durante muchas décadas medir distancias a nebulosas planetarias galácticas ha sido un problema serio, casi inabordable, debido a la naturaleza extremadamente variada de las propias nebulosas y de sus estrellas centrales. Pero averiguar esas distancias es crucial si queremos comprender su verdadera naturaleza y sus propiedades físicas”.
La solución presentada por los astrónomos es a la vez simple y elegante. Su método necesita sólo de la estimación del debilitamiento del brillo del objeto (causado por gas y polvo interestelares que la luz encuentra en su camino hacia la Tierra), el tamaño proyectado del objeto en el cielo y una medida de lo brillante que es el objeto. La “relación superficie-brillo” resultante ha sido calibrada usando más de 300 nebulosas planetarias cuyas distancias habían sido determinadas de forma independiente y fiable. El profesor Quentin Parker explica que “la técnica básica no es nueva pero lo que hace original este trabajo es la utilización de las medidas más sofisticadas y fiables de esas tres propiedades cruciales”.