Enterrado en el corazón de un gigante
2/7/2015 de ESO
Esta imagen en la que vemos un conjunto de coloridas estrellas y gas fue captada por la cámara de gran campo WFI (Wide Field Imager), instalada en el telescopio de 2,2 metros MPG/ESO, en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile. Muestra un joven cúmulo abierto de estrellas conocido como NGC 2367, una agrupación estelar infantil que se encuentra en el centro de una inmensa y antigua estructura situada en los márgenes de la Vía Láctea. Crédito: ESO/G. Beccari.
Esta imagen en la que vemos un conjunto de coloridas estrellas y gas fue captada por la cámara de gran campo WFI (Wide Field Imager), instalada en el telescopio de 2,2 metros MPG/ESO, en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile. Muestra un joven cúmulo abierto de estrellas conocido como NGC 2367, una agrupación estelar infantil que se encuentra en el centro de una inmensa y antigua estructura situada en los márgenes de la Vía Láctea.
Descubierto desde Inglaterra por el infatigable observador Sir William Herschel el 20 de noviembre de 1784, el brillante cúmulo estelar NGC 2367 está a unos 7.000 años luz de la Tierra, en la constelación Canis Major. Con una existencia de tan solo unos cinco millones años, la mayoría de sus estrellas son jóvenes y calientes y brillan con una intensa luz azul. En esta nueva imagen, esto contrasta de forma impresionante con el sedoso brillo rojizo del gas de hidrógeno circundante.
Los cúmulos abiertos como NGC 2367 son comunes en las galaxias espirales como la Vía Láctea y tienden a formarse en las regiones exteriores de su anfitriona. En sus viajes sobre el centro galáctico, se ven afectados por la gravedad de otros grupos, así como por grandes nubes de gas que pasan cerca. Dado que, de entrada, los cúmulos abiertos están débilmente ligados por la gravedad, y puesto que pierden masa constantemente (ya que parte de su gas es expulsado lejos por la radiación de las estrellas jóvenes calientes), estos disturbios ocurren con la suficiente frecuencia como para provocar que las estrellas se alejen de sus hermanas, tal y como se cree que le ocurrió al Sol hace muchos años. Normalmente, se espera que un cúmulo abierto sobreviva unos cientos de millones de años antes de que se disperse totalmente.
Como muchos otros cúmulos abiertos, NGC 2367 está alojado dentro de una nebulosa de emisión, de la cual nacieron sus estrellas. Los restos se muestran como volutas y nubes de gas de hidrógeno, ionizado por la radiación ultravioleta que emiten las estrellas más calientes. Lo más insólito es que, al alejarnos de la agrupación y su nebulosa, vemos una estructura mucho más grande: se cree que NGC 2367 y la nebulosa que lo contiene son el núcleo de una nebulosa de mayor tamaño, conocida como Brand 16, que, a su vez, es sólo una pequeña parte de un enorme megaburbuja, conocida como GS234-02.