Capturada una brillante estrella azul escondida, la última pieza de un rompecabezas sobre supernovas
29/9/2014 de Kavli IPMU
La galaxia M51 antes (izquierda) y después (derecha) de la erupción de SN 2011dh. La imagen de la izquierda fue tomada en 2009, y la de la derecha el 8 de julio de 2011. Crédito: Chabot Space & Science Center, Conrad Jung
Un equipo de científicos, dirigido por Gastón Folatelli del Kavli IPMU, ha encontrado indicios de la presencia de una estrella caliente compañera de una estrella supergigante amarilla, que se convirtió en una brillante supernova. La existencia de la estrella compañera había sido predicha por el mismo equipo, basándose en cálculos numéricos. Este descubrimiento proporciona el último eslabón en una cadena de observaciones que confirman la descripción teórica de esta supernova, propuesta por el mismo equipo de científicos.
La cuestión acerca de cómo transcurre la corta vida de las estrellas masivas hasta que se convierten en supernovas es de gran interés para los astrofísicos. Según la teoría estándar, que sólo es aplicable a las estrellas aisladas, sólo las estrellas frías y extensas (supergigantes rojas) o calientes y azules (estrellas Wolf-Rayet) son capaces de explotar como supernovas. Sin embargo, cada vez existen más datos que apuntan a que las estrellas más masivas no son solteras solitarias sino que pertenecen a sistemas binarios cercanos con profusas interacciones. Los episodios de transferencia de masa entre los miembros de los sistemas binarios de estrellas afectan al modo en que esas estrellas evolucionan, lo que significa que hay muchos más escenarios potenciales para las fases finales de los progenitores de supernovas.
La supernova cercana SN 2011dh, que se produjo en 2011 en la famosa galaxia M51, que se encuentra a unos 24 millones de años-luz de la Tierra, constituía un excelente ejemplo que no podía ser explicado con la teoría estándar. Se detectó lo que parecía ser una estrella supergigante amarilla en el lugar de la supernova, en imágenes obtenidas antes de la explosión, pero se pensaba que las estrellas supergigantes amarillas aisladas no eran capaces de explotar como supernovas.
Esto produjo controversia entre los científicos, con unos diciendo que la progenitora de la supernova era en realidad una estrella azul (como una estrella Wolf-Rayet) que no había sido vista; otros, entre ellos Melina C. Bersten del Kavli IPMU y Omar Benvenuto de la Universidad de La Plata, demostraron con simulaciones que la estrella que explotó debía de haber sido extensa, como una supergigante amarilla, y que debía de pertenecer a un sistema binario. Varias observaciones posteriores realizadas con el telescopio espacial Hubble han confirmado el escenario propuesto por Bersten y Benvenuto, al detectar la pequeña estrella compañera.