Dos mundos con agua por el precio de uno
19/4/2013 de CfA
Los astrónomos han encontrado un sistema planetario, en órbita alrededor de la estrella Kepler-62, con cinco planetas, dos de ellos en la zona habitable – la distancia desde su estrella a la que reciben suficiente luz y calor como para que el agua líquida exista teóricamente en sus superficies. Los modelos realizados por investigadores del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) sugieren que ambos planetas son mundos de agua, con sus superficies completamente cubiertas por un océano global sin tierra a la vista.
«Estos planetas no se parecen a nada de nuestro sistema solar. Tienen océanos sin fin», afirma la autora principal, Lisa Kaltenegger del Max Planck Institute for Astronomy y del CfA. «Puede que haya vida allí, ¿pero podría estar basada en la tecnología como la nuestra? La vida en estos mundos sería submarina sin acceso fácil a metales, electricidad, o fuego para la metalurgia. Sin embargo, estos mundos aún serían hermosos planetas azules rodeando una estrella naranja – y puede que la inventiva de la vida para alcanzar un estado tecnológico nos sorprenda».
Kepler-62 es una estrella de tipo K poco más pequeña y fría que nuestro Sol. Los dos mundos acuáticos, llamados Kepler-62e y -62f, están en órbita alrededor de la estrella con periodos de 122 y 267 días, respectivamente.
Kepler-62e es un 60 por ciento mayor que la Tierra, mientras que Kepler-62f es un 40por ciento mayor, lo que convierte a ambos en «supertierras». Como es el más templado de los dos mundos, los astrónomos esperan que Kepler-62e tenga unas pocas nubes más que la Tierra, según los modelos por computadora. El mundo Kepler-62f, más lejano, necesitaría del efecto invernadero producido por mucho dióxido de carbono para calentarlo lo suficiente como para albergar un océano. En caso contrario, podría haberse convertido en una bola de nieve cubierta de hielo.
«Kepler-62e probablemente tiene un cielo muy nuboso y es templado y húmedo hasta en las regiones polares. Kepler-62f sería más frío, pero aún potencialmente adecuado para la vida», afirma el coautor Dimitar Sasselov, de Harvard.