Detectan la señal de una supernova en microfósiles de la Tierra
10/10/2016 de Technical University of Munich (TUM) / Proceedings of the National Academy of Sciences
Cielo estrellado entre árboles. Cuando las estrellas masivas de más de diez veces la masa del Sol agotan su combustible nuclear, colapsan bajo su propia gravedad y acaban explotando como supernovas. Crédito: kaalimies / fotolia.
Cuando las estrellas de más de 10 masa solares han consumido, al final de su evolución, todas sus reservas de combustible nuclear, colapsan bajo su gravedad y acaban con una explosión de supernova llamada de colapso del núcleo. Entonces expulsan enormes cantidades de materia a sus alrededores. Si una supernova tiene lugar suficientemente cerca de nuestro sistema solar, quedan rastros de sus escombros en la Tierra, en forma de radioisótopos específicos. Entre las especies elementales que se sabe que son producidas en estas estrella destaca el radioisótopo del hierro-60 (Fe-60). Es un radioisótopo cuyos mecanismos de producción no son naturales en laTierra; por tanto, la detección de átomos de Fe-60 en muestras terrestres es una prueba de la deposición directa de material de supernova.
Ya se había observado un exceso de Fe-60 en capas de unos dos millones de años de antigüedad de una corteza de ferromanganeso (FeMn) encontrada en el Océano Pacífico y, más recientemente, en muestras lunares. Pero debido al lento crecimiento de la corteza de FeMn, la señal de Fe-60 tenía una resolución temporal pobre, y el regolito lunar no puede registrar información temporal debido a que no se produce sedimentación en la Luna.
Ahora por primera vez, físicos dirigidos por Shawn Bishop (TUM) han conseguido descubrir una señal de supernova temporalmente resuelta en el registro de microfósiles de la Tierra, residiendo en cristales de origen biológico. El principio de la señal de Fe-60 se produce en hace alrededor de 2.7 millones de años y está centrada en hace 2.2 millones de años. La señal acaba claramente hace 1.7 millones de años. “Obviamente, el Sistema Solar tardó un millón de años en atravesar los escombros de la supernova”, comenta Bishop.
La estrella progenitora más plausible que produjo esta supernova probablemente era originaria de la asociación OB Escorpio-Centauro, como han demostrado análisis de su movimiento relativo. Hace unos 2.3 millones de años se colocó a una distancia mínima de 300 años-luz del Sistema Solar. Durante el curso de los últimos 10 a 15 millones de años, una sucesión de entre 15 a 20 supernovas se ha producido en esta asociación estelar. Esta serie de explosiones ha producido una gran cavidad libre de materia en el medio interestelar en un brazo galáctico de la Vía Láctea. Los astrónomos llaman a esta cavidad, en la cual está situado nuestro Sistema Solar, la Burbuja Local.