Chorros al atardecer en el cometa de Rosetta
10/6/2015 de Max Planck Institute for Solar System Research (MPS)
Esta imagen del cometa de Rosetta tomada el 25 de abril de 2015 desde una distancia de aproximadamente 93 kilómetros muestra chorros claramente distinguibles de polvo después de la caída de la noche. Crédito: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA.
Cuando cae la noche en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko de Rosetta, el cuerpo de extraña forma sigue activo. Estos es lo que se observa en nuevas imágenes de la región Ma’at situada en la «cabeza» del cometa, captadas por el sistema de imagen científica a bordo de la nave Rosetta. Fueron tomadas aproximadamente media hora después de la puesta de sol en esa región y muestran chorros claramente distinguibles de polvo escapando al espacio. Los investigadores piensan que el progresivo calentamiento del cometa es el responsable del nuevo fenómeno observado.
«Sólo recientemente hemos empezado a observar chorros de polvo que persisten incluso después del ocaso», afirma el investigador principal de OSIRIS Holger Sierks del Max Planck Institute for Solar System Research (MPS) de Alemania. Durante los pasados meses, la actividad del cometa se originaba en áreas iluminadas de la cara diurna. Tan pronto como se ocultaba el Sol estos chorros se apagaban y no se reactivaban hasta el siguiente amanecer.
A medida que el cometa se acerca al Sol la cantidad de radiación que recibe de éste va en aumento y la cara iluminada se calienta cada vez más. Los primeros análisis sugieren que el cometa puede almacenar este calor durante un tiempo bajo su superficie. «Aunque la capa de polvo que cubre la superficie del cometa se enfría rápidamente después del ocaso, las capas más profundas permanecen calientes durante un periodo de tiempo más largo», comenta Xian Shi del MPS, que estudia los chorros. En estas capas los científicos de Rosetta sospechan que existe una reserva de gases congelados que alimentan la actividad del cometa.