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Científicos de la Universidad de California en Riverside sugieren que falta algo en la lista típica de sustancias químicas que los astrobiólogos utilizan para buscar vida en planetas alrededor de otras estrellas: el gas de la risa.
Los resultados del simulador Star Light sugieren que la vida podría desarrollarse en planetas en órbita alrededor de estrellas diferentes a nuestro Sol y producir mundos ricos en oxígeno que sean habitables por organismo más complejos.
Los astrónomos han publicado un método que permite estimar la probabilidad de que un planeta haya residido en la zona habitable de una estrella durante al menos 2 mil millones de años. Este es el tiempo después de la formación de la Tierra que tardó nuestro planeta en acumular oxígeno molecular producido biológicamente.
Un equipo de investigadores de la Universidad McGill ha descubierto que se produjo un incremento en los niveles de oxígeno al tiempo que se producía la evolución y expansión de sistemas complejos de eucariotas. Su hallazgo es la prueba más sólida hasta la fecha, de que los niveles extremadamente bajos de oxígeno ejercieron una importante limitación en la evolución durante miles de millones de años.
Cualquier tipo de vida que sea identificada en planetas en órbita alrededor de estrellas enanas blancas, casi con toda seguridad habrá evolucionado después de la muerte de la estrella, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Warwick que revela las consecuencias de los violentos e intensos vientos estelares que azotan un planeta mientras su estrella está muriendo.
Un estudio nuevo describe varios escenarios en los que un planeta rocoso sin vida alrededor de una estrella como el Sol podría evolucionar de modo que contenga oxígeno en su atmósfera.
Utilizando simulaciones por computadora, los investigadores comprobaron cómo diferentes condiciones planetarias afectan al proceso de erosión.
Según un estudio nuevo de la Universidad de Copenhague, la Tierra, Venus y Marte fueron creados a partir de pequeñas partículas de polvo que contenían hielo y carbono. El descubrimiento abre la posibilidad de que la Vía Láctea esté llena de planetas acuáticos.
El nuevo estudio, dirigido por Daniel Horton (Northwestern University) señala que en algunos casos las fulguraciones no erosionan todo el ozono de la atmósfera por lo que la vida todavía tiene alguna posibilidad para luchar.
La Dra. Natalie Hinkel, investigadora del Southwest Research Institute (USA), ha identificado el fósforo estelar como un marcador probable en la búsqueda de vida en el cosmos.
Los planetas que giran más despacio que la Tierra, poseen presiones superficiales más altas y océanos más salados pueden ser más proclives a albergar vida fotosintética.
Los resultados demuestran que los astrónomos deberían de ser capaces de ver bioseñales espectrales (tales como metano en combinación con ozono u óxido nitroso).